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TEATRO
Un escritor en el hielo
Mientras Jon Fosse escribe recluido en su pueblito de Noruega y crece su aura de genio solitario, en la Argentina se multiplican las puestas de sus obras y, por estos días, la Editorial Colihue presenta una antología de sus textos teatrales
POR ALEJANDRA VARELA
La nieve que se imprime en las imágenes de película que se proyectan en el escenario del Teatro Piccolino no es sólo un elemento escenográfico para ilustrar el invierno del título, Winter. Ese frío es la expresión más concreta del desapacionamiento de sus graciosos personajes. Como en El extranjero, de Albert Camus, acá todo da exactamente igual. Un encuentro casual entre dos desconocidos está destinado a durar un instante. Sin embargo, Jon Fosse decide densificar ese momento hasta el extremo de sacarlo del realismo, como si ese diálogo inadecuado, que no respeta las reglas del decoro, que crea intempestivamente un vínculo imposible, no fuera más que el desvío que la imaginación le propone a quien se demore más de la cuenta en un parque una tarde de invierno.
Hay en Winter algo de ese espíritu callejero que recorre las obras de Bernard Marie Koltès. Los personajes se dejan capturar por el azar como un posible quiebre con la vida burguesa mientras la imposibilidad de sostenerse como seres realistas libera a la anécdota, la historia que se cuenta no es el eje dramático que convoca al espectador, el verdadero recurso narrativo es la actuación. Los diálogos en Fosse no se estructuran bajo una idea de verosimilitud. La risa que despiertan en la platea tiene el aroma del absurdo, del ridículo en el que puede caer un personaje cuando el conflicto que encarna lo supera. Recurrir a lo inverosímil es un modo de adentrarse en ese tono cercano al disparate que tienen todas las vidas, ese hilado que hay que esconder en una prolija costura.
Los vínculos son el combustible para que explote una violencia que no necesariamente termina en tragedia. Sus personajes estallados asumen una misteriosa dualidad y el espectador podrá conectarse con el drama o con la comedia, las dos posibilidades adquieren la misma fuerza y entran en tensión. “Para nosotros, Winter habla de dos individualidades, un encuentro esperanzador y amoroso, sin importar las diferencias y a pesar de las diferencias”, y esa defensa que realizan Fernanda Caride y Adrián Batista, en su rol de actores y directores, habla de la apuesta que ellos realizan por sus personajes y que puede estar extrañamente alejada de la mirada del espectador.
La palabra tiene una presencia descomunal en su fraseo poético, con destellos rockeros y repeticiones exasperantes, casi claustrofóbicas. Las acciones también son circulares. Los personajes se detienen justo en el momento de la gran revelación, cuando parecen llegar por fin a la causa, cuando están por ponerle nombre al conflicto.
En su novela Melancolía, Fosse ubica a sus personajes en una postal existencial: “Está en el centro de algo que no había ni siquiera sospechado, algo que le es desconocido, y él, el pintor paisajista Lars Hertervig no sabe en el centro de qué está pero, de repente, la evidencia lo sacude y entonces lo sabe, sabe que está en el centro de la aspiración que expresan sus cuadros, en el centro de algo que está en sus cuadros cuando él los logra verdaderamente, está en el centro de eso, lo sabe porque ya se había aproximado pero jamás había estado en el centro”.
En los pocos testimonios que ofreció al recibir el Premio Ibsen, en 2010, Fosse habló de un regreso al teatro de texto. Estrictamente, la dramaturgia que desde los años noventa hasta la actualidad ha tenido mayor nivel de protagonismo, ha estado capturada por un texto literario casi absoluto que desdibujaba la idea de un contexto. Lo que Fosse recupera es la acción dramática bajo la marca de la tradición beckettiana.
Después de Samuel Beckett, fue muy difícil pensar en una acción dramática convincente, porque la intervención social estaba desestimada. Fosse conserva algo del descrédito frente a la acción y de la desconfianza hacia la anécdota que sustenta al realismo, pero la incrusta en una realidad donde los personajes no se han desprendido del todo de sus viejas costumbres. Están allí, adorando la posibilidad de tener una familia, un trabajo, un hogar que los saque de esa intemperie cruel del invierno, pero pueden perderse para siempre sin motivo porque tampoco hay pasión para defender aquello que se ha conseguido.
No se trata del remanido tema de la incomunicación, de pensar la soledad de estos personajes en una Noruega de noches muy largas y un frío de puertas adentro, al que se refirió en un tono lejano a todo dramatismo el embajador noruego en el estreno de Winter. Fosse convierte al aislamiento en el tono frenético, violento y para nada sensual de una mujer que acorrala a un desconocido para que la lleve a su cuarto de hotel. No hay ilustración ni discurso sobre los estados emocionales de los personajes sino la acción de la que son capaces. El dolor hecho acto, una mueca que se parece mucho a la risa.
Desde su apacible vida en la ciudad de Bergen, en el interior de Noruega donde escribe en compañía de su perro, desde esa mansedumbre que se niega a abandonar para participar del brillo del ambiente literario, desde las excusas que arma su timidez frente al lugar de genio que le otorga la escena noruega, la voz de Fosse se escucha con más fuerza en la Argentina. Son variadas las puestas de sus obras en los últimos años pero su producción se vuelve más accesible con la publicación del libro La noche canta sus canciones y otros textos teatrales que, por estos días, presenta editorial Colihue. El autor del estudio crítico Pablo Moro Rodríguez explica la particularidad de este puñado de textos: “La voz de Fosse es una voz que surge y remite al silencio y en ese silencio está su potencial, su virtualidad, ya que en él los hacedores del teatro pueden encontrar una libertad absoluta en la interpretación, sin que esto vaya en desmedro del texto dramático o de que se diluya la voz de Fosse. Su voz es silenciosa, pero cargada de sentido”.
Los personajes parecen entretenidos en acciones que no los involucran totalmente, pero que dan cuenta del tedio cotidiano. Están aferrados a rutinas que determinan su supervivencia pero, inesperadamente, algo rompe esa previsibilidad y todo se vuelve exageradamente frágil.
Winter, de Jon Fosse, con dirección y actuación de Fernanda Caride y Adrián Batista
Viernes, a las 22, en el Teatro Piccolino
Winter (El Invierno) cuenta la historia de un encuentro hilarante y emocional entre una mujer y un hombre una noche fría de invierno. ¿Destino o fatalidad? El invierno es un período de introversión, de trabajo interno, de recogimiento. La naturaleza se repliega. Algo se está gestando de forma invisible, solapada, secreta. La consecuencia del encuentro puede tener un desenlace dramático.
Solo hasta el 13 de mayo
Por primera vez en Buenos Aires Cuenta con el Auspicio de la REAL EMBAJADA DE NORUEGA Viernes 22:00hs. Teatro El Piccolino Fitz Roy 2056 Cap. Fed. Reservas al 4779-0353
El Autor
Jon Fosse (1959) es actualmente el dramaturgo contemporáneo más conocido de Noruega tanto nacional como internacionalmente. Sus obras son minimalistas y están muy bien estructuradas, con un estilo repetitivo en algún lugar entre el realismo y el absurdo. Su lenguaje es poético y está claramente influenciado por el rock. Sus obras tienden a explorar las relaciones - o la ausencia de éstas- entre las personas. Fosse también escribe novelas, poesía, ensayos y cuentos infantiles. Sus obras se han traducido a más de 20 lenguas. Jon Fosse, el aclamado dramaturgo noruego. Premiado y representado en toda Europa, con una decena de obras en su haber, el lenguaje con que aborda problemáticas de claro tinte existencial da cuerpo a situaciones límite en las que se dirime la incapacidad de los personajes para resistirlas o siquiera articularlas.
El 10 de septiembre de 2010 le será entregado el premio internacional Ibsen. Dicho premio fue establecido por el gobierno de Noruega en 2007, y los galardonados anteriores fueron Peter Brook en 2008 y Ariane Mnouchkine en 2009.
Es considerado el autor más innovador desde Henrik Ibsen.
El 10 de septiembre de 2010 le será entregado el premio internacional Ibsen. Dicho premio fue establecido por el gobierno de Noruega en 2007, y los galardonados anteriores fueron Peter Brook en 2008 y Ariane Mnouchkine en 2009.
Es considerado el autor más innovador desde Henrik Ibsen.
viernes, 1 de abril de 2011
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